Sobre la serie

Effymine es una serie escrita a modo de crónica íntima. La primera temporada (existencialista) duró 22 entregas. La segunda (realista) 20. Esta página y producción es parte del BlogArte de Effýmia: effymia.blogspot.com

jueves, 24 de diciembre de 2009

V for Vendetta, F for- -

Mi papá violó a mi hermana. Me lo vino a contar mi madre. Yo estaba viendo una muestra de arte, y planeaba robar de un maniquí su cabeza de telgopor. Me dijo que no me preocupara, que mi hermana estaba muerta, que mi papá no iría la cárcel, sino a una casa mejor, y él sería feliz con una nueva mamá. La mía se quedó mirando un cuadro mientras yo volvía a la gran casa con la cabeza dentro del morral.

En entregas anteriores: ¿Desde cuándo existe Elizabeth? ¿Cuándo dejará de existir? // Elizabeth observa escondida tras esta persona con la que los otros hablan y piensan que es ella. // No creas todo lo que acostumbrás a creer, ni Elizabeth ni la verdad es tan obvia. // ¿Puede ser ella algún día quien provoque involuntariamente un cambio dentro de otra persona sin nunca enterarse? // Ella lo ama sin su permiso. // Sabe lo terrible, el peligro. // Va a perderlo.

Hoy, Entrega nº11: Vengar el sexo. (V for Vendetta, F for--)

¿Alguna vez pensaste en la infinidad de modalidades con las que podés enfrentar una situación y cambiar el curso del resto de una historia? Si alguien te miente podés creerle, podés no hacerlo, podés mentirle, podés decirle que sabés que te miente, podés jugar con saber que miente y que no sepa que ya sabés, podés, también, no hacer nada. Si alguien te ofrece sus labios, podés aceptarlos, rechazarlos, morderlos, menospreciarlos, reírte, ignorarlos. Podés hacer tantas cosas y el curso de las cosas pueden virar hacia lados tan distintos... También podés vengarte. ¿Pero de qué te vengás cuando te vengás?¿De quién?
Elizabeth lee "Las Amistades Peligrosas" y sobre cómo la marquesa de Merteuil habla acerca de vengar su sexo y dominar el de los hombres. "Vengar su sexo, vengar su sexo" ¿No querrá decir reivindicar? Vengar su sexo reivindicando su sexo. No, así se vengaría Elizabeth, pero no ella.
La marquesa fue una gran maestra de Elizabeth, le enseñó a reconocer su lado perverso, ver sus deseos viles, intencionados, y también le enseñó que muy posiblemente le vaya muy mal (mal?) si elige el beneficioso camino del engaño. Elizabeth ahora quiere vengarse de sí misma, de esa parte de ella que es como la marquesa, que le susurra al oído qué hacer con aquellos labios que se le ofrecen, con aquellas mentiras con las que se topa.
"Soy peligrosa", piensa, "puedo ser dañada". "Los otros también son peligrosos", continúa en su reflexión, ya no mira el reloj, ni la ventana, "yo también puedo dañarlos." Son tantas las posibilidades: podemos hacer el bien, el mal, podemos no hacer nada. La misma persona que puede rescatar puede ser rescatada o matar. Pero aunque las posibilidades existan, al fin y al cabo, ¿quién va a amarte, Effy? ¿quién va a elegir hacerlo cuando se puede elegir no hacerlo jamás?
Las posibilidades no garantizan nada: las historias siguen su curso según el camino que tomes. Elizabeth lo sabe, puede ver lo improbable, puede ver su destino, aún así vuelve a eligir. Ella hace con los labios, y las mentiras, una ambigua venganza hacia su maestra. Elizabeth resiste el llanto.

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