Sobre la serie

Effymine es una serie escrita a modo de crónica íntima. La primera temporada (existencialista) duró 22 entregas. La segunda (realista) 20. Esta página y producción es parte del BlogArte de Effýmia: effymia.blogspot.com

sábado, 4 de diciembre de 2010

Episodio 3

La amenaza
¿Quién soy yo? - pregunté el anteúltimo sábado de Julio a todas las personas que decían conocerme. Estas fueron las respuestas que obtuve:  "Una persona muy agradable." "Un amigo." "El que me roba plata con las películas." "Mi hija." "El empleado de mi local." "Mi gran amiga." "Sos Effy, mi hija". "..."

En entregas anteriores: En las profundidades del agua he dejado de existir y he reencarnado en mí misma. / Todo ese enamoramiento que creía superado volvió. / Ser una misma tres días a la semana no está tan mal después de todo. / Es tan fácil engañarse! / No está lista para renunciar a lo que no tiene del Sr. H.

Hoy, Entrega nº25: Resumen de Julio a Septiembre: "LA AMENAZA"

Las cosas marchaban bien, muy bien. Sí, Elizabeth aún debía disfrazarse, pero ya no debía permancer silenciada. Su mirada gritaba estar encendida. En la facultad la recepción era sumamente positiva, sus trabajos eran una excelente forma de avanzar en su construcción como mujer, y como artista.
De tener una identidad oculta, que no compartía ni con sus seres mas queridos, poco a poco la identidad se volvía más y más pública. Más gente lo sabía, y menos extenso se hacía explicarlo.
Entonces se le presentó a Elizabeth la oportunidad de dar una nota en un diario de tirada masiva, y se contentó. Fue alegre a contarle a su madre, y su madre no recibió alegre la noticia, sino preocupada. ¿Quién lo leería? ¿Se enterarán sus compañeros de trabajo? ¿Podrían dimitirla por tener una hija transexual que sale en el diario? Como una montaña rusa, Elizabeth pasó del éxtasis a la resignación.
"Bien - dijo sin renunciar a su idiosincracia - yo esto lo pongo en un cajón, y lo dejo ahí porque vos no estás lista para eso, pero si seguimos así va a llegar un momento que lo único que entre en ese cajón es mi cuerpo."
Entonces pasaron los días, y empezó el receso de la facultad: ese nuevo espacio ganado donde ella era ella 3 días a la semana, ya no lo tenía. Lo único que tenía era su trabajo, que ya no sentía que era de ella, porque no era ella estando en él.
Llegaba el nuevo año judío, y por primera vez desde hacía mucho tiempo, se organizaba en casa una cena familiar con varios invitados.
"Ésta es una excelente oportunidad para estrenar mi única prenda de mujer, y empezar a ser yo misma" - pensó Elizabeth, quien nuevamente sentó a su madre a comunicarle su decisión en busca de apoyo. No lo obtuvo.
Eso no la detendría, lo haría de cualquier manera, sí, no hay excusas, lo haría. Pero no lo hizo, lloró toda la noche, se vio cobarde. Sus amigas la abrazaron, la trataron de consolar. Si no fuese porque estaba sin facultad, si no fuese porque necesitaba el dinero para los medicamentos, si no fuese porque aun ama al Sr H, ya se hubiese lanzado, hubiese dejado su trabajo, hubiese enfrentado la vida como lo que es, hubiese hecho todo sin buscar aprobación de nadie, "hubiese" tantas cosas si tantos "si" fueran ciertos, pero no. ¡Excusas!
Sos cobarde Elizabeth, y si no juntas el valor para irte, vas a hacer todo lo posible porque te corran, sólo así las excusas te van a quedar cortas.
Porque sabés muy bien, lo sabés, lo próximo que va al cajón sos vos entera.

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